Hoy tengo más un día de reflexiones, que de artículos o post académicos, hoy me preocupa el tema de la violencia, sus causas, sus efectos, sus percepciones. Vivo en un país donde la violencia social viene en aumento al menos desde el 2001, aunque no es el único ni mucho menos, comenzamos el siglo de la peor manera, y en este sentido, lo vamos empeorando.
Las percepciones son muy diferentes según quién hable de la violencia y cuándo lo haga, porque hay un ir y venir de la persona en actitudes se encuentre como victimario o víctima; y ante una falta de claridad social, la persona puede ser cualquiera de los dos en acción o en pensamiento en diferentes horas del día.
Si fuéramos a la visión intelectual de la violencia que tiene cada persona, desde el vamos hay poco conocimiento sobre lo que es violencia social, en especial la directa y armada, en general ven la violencia como algo indirecto, no agresiva físicamente, y esto es llamativo porque las tragedias de la violencia directa van en aumento. Entonces uno no sabe si es “acostumbramiento” o “justificación”.
Ya de por sí el conflicto tiene una visión positiva, es según muchos nada más que una forma de relación entre seres humanos, es decir es connatural a la convivencia, que se pueda presentar en cualquier comunidad, o grupo social.
Claro que si decimos Guerra, todos dirán que es la expresión máxima de violencia, pero sin esta palabra, todos los conflictos violentos que se vivan en instituciones, en lo urbano, parecen no tener tanta importancia pasada la novedad.
Tal vez sea el producto de convivir en entornos violentos, lo cotidiano va “normalizando” cuestiones que no deberían ser normalizadas. La realidad se ve trastocada, se buscan conceptualizaciones que no cuajan con esta.
La sociedad se divide en opiniones que van a los extremos, o quedan en las indiferencias, pero más allá de las opiniones lo preocupante son las acciones, desde la resignación pasatista a la reacción más violenta que la recibida o la vista anteriormente. Por acción u omisión, por una violencia real o moral.
Desde ya que las culpas van hacia todos lados, gobiernos, autoridades, clases sociales, fuerzas de seguridad, la educación, el vecino, el que se preste o esté cerca. Pero lo terrible es que la violencia está instalada, es cotidiana y en ciertos lugares es una forma de vivir o de sobrevivir.
¿Cómo despertar de esta discapacidad humana, que llena de cegueras a todos? ¿Cómo ver la realidad y entender que hay que hacer muchos cambios, porque no se vivió siempre así? ¿Cómo enseñar a generaciones nuevas, que hay otras maneras de entenderse? La violencia cuando se internaliza socialmente, es una de las peores enfermedades, porque se reproduce, y hasta se mimetiza en muchas formas. Cuanto camino por andar, por habernos desviado.
“Ojo por ojo y todo el mundo acabará ciego.”
Mahatma Gandhi (1869-1948) Político y pensador indio.
Lic. Pedro Roberto Casanova, Director Programa Piloto Despertar.