Autismo, vacunas, neuroinflamación, tóxicos y aspectos relacionados

Por Daniel Comin on 14 mayo, 2013. Publicado en Autismo Diario

Este es uno de los grandes debates, que cada día se engorda más y más, como si de una bola de nieve se tratase. De hecho este tema está adquiriendo tal nivel de complejidad que cada vez es más difícil encontrar a alguien que nos lo pueda explicar de forma simple y comprensible.

A raíz del pánico creado con la asociación de vacunas y autismo se han vertido litros de tinta sobre este particular. A pesar de ello aun no se ha podido demostrar tal evidencia. De hecho, las acusaciones han ido variando con el tiempo. Inicialmente saltaron la alarmas al relacionar la exposición al tiomersal (usado en las vacunas) con el desarrollo sobrevenido de autismo en niños. Ante tal alarma muchos países -y de forma preventiva- retiraron el tiomersal de las vacunas infantiles. A pesar de ello se creó un pánico social tremendo, de forma que miles de familias decidieron dejar de vacunar a sus hijos, ante el riesgo -presunto- de que al vacunar a sus hijos estos iban a tener autismo.

Los resultados de esta situación han sido de lo más impactantes: La prevalencia del Autismo sigue aumentando; El número de casos confirmados de enfermedades prevenibles tales como el Sarampión o tos-ferina (por poner dos ejemplos) se han disparado. De hecho no paran de producirse brotes epidémicos relacionados con sarampión y tosferina. El más reciente en Gales (Reino Unido). El número de fallecimientos relacionados con estas enfermedades sigue en aumento. En la web www.jennymccarthybodycount.com llevan el recuento de casos de personas que han desarrollado enfermedades prevenibles o que han fallecido por las mismas desde el 2007 en los EE.UU.

Sin embargo, y a pesar de no existir una prueba cierta, siguen habiendo familias que hacen análisis a sus hijos para buscar los metales tóxicos del organismo que presuntamente fue lo que les causó autismo. Indistintamente de si al niño le pusieron vacunas libres de tiomersal o no lo vacunaron, si sus padres encargan análisis a los laboratorios relacionados con las empresas de “biomedicina”, siempre dan positivos en casi todo, a veces con niveles preocupantes. Es curioso ver marcadores elevados en Mercurio, pero también es curioso ver como los niveles de mercurio detectados en orina son elevados y casi continuados durante 9 meses, donde la familia ve como poco a poco estos niveles de mercurio en orina van disminuyendo (teniendo en cuenta que la familia está sometiendo al niño a tratamiento para la eliminación de tóxicos). Nadie parece caer en la cuenta de que si el niño lo expulsa por la orina es que su organismo está funcionado de forma adecuada y está expulsando de su organismo el citado metal pesado, y tampoco a nadie parece interesarle cual es el origen de la citada intoxicación, se culpa a la vacuna sin más. Pero quieren creer que es debido al tratamiento. No voy a entrar a valorar la validez de los análisis, me gustaría ver que sucede enviando las mismas muestras a diferentes laboratorios. Un estudio llevado a cabo a finales del 2008 encargado por el Departament de Salut y elaborado por el Institut Municipal d´Investigacions Mèdiques (IMIM) para determinar el nivel de tóxicos en sangre en Catalunya arrojó datos impresionantes: El 88% de la población catalana tiene en su organismo restos del insecticida DDT, mientras que la totalidad acumula restos de DDE, el principal producto de degradación del DDT. El hexaclorobenceno, el beta-hexaclorociclohexano y algunos PCB se detectan en un 96% o más de los ciudadanos. Y sin embargo a nadie se le ocurre conectar estos resultados con el autismo.

Journal of Pediatrics ha publicado un completo estudio que nos habla (otra vez) de que la conexión entre vacunas y autismo no puede probarse. En el citado estudio han entrado a evaluar también los aspectos relacionados a posibles factores de inmunidad de las vacunas con la posibilidad de provocar autismo. El resultado del estudio es que NO hay evidencia que pueda vincular el uso de vacunas con el autismo. Ni por los aspectos relacionados al mercurio, ni por los aspectos relacionados a una reacción inmune que provoque un proceso inflamatorio que desemboque en autismo. Uno de los motivos que movimientos antivacunas esgrimieron, tras las imposibilidad de vincular el tiomersal con el autismo, fue el relacionado con los efectos de los antígenos de las vacunas en niños de corta edad. Si el efecto de la exposición de un bebé a virus, bacterias, y toda la inmensa batería de seres vivos que atacan nuestro organismo fuese cierta, la raza humana se habría extinguido. Curiosamente la leche materna contiene una carga de antígenos (también se da en la transferencia de la madre al feto durante el embarazo) mucho mayor que la de todas las vacunas que se le administran a una persona a lo largo de toda su vida, y que yo sepa, a nadie en su sano juicio se le ocurre afirmar que la lactancia materna produce autismo. Y en este estudio se demuestra que, de la misma forma que la leche materna no produce autismo, las vacunas tampoco.

Estadísticamente uno de cada 10.000 infectados por sarampión muere. A finales de los 70 la OMS confirmaba más de 2,8 millones de muertes anuales por sarampión, es fácil sacar la cuenta del número de infecciones. Al iniciar las campañas de vacunación global el número de muertos confirmados descendió a 158.000 muertes por año. En España en el 2004 solo se detectaron 2 casos de sarampión, en el 2011 y a consecuencia de la caída de la vacunación más de 3.000, incluso con resultado de muerte. Pero los riesgos del sarampión van más allá, de hecho una de cada mil personas afectadas por sarampión desarrollará encefalitis, y a un tercio les dejará graves secuelas intelectuales. Curiosamente el sarampión, o la meningits producen un efecto neuroinflamatorio que puede tener todo tipo de consecuencias desastrosas, pero nunca produce autismo.

Realmente elaborar teorías es de lo más fácil, y si estas producen pánico se van a difundir como un reguero de pólvora. Me ha resultado muy interesante una teoría que se ha creado con motivo del incremento de los casos de autismo, esta teoría relaciona el consumo de comida orgánica con el autismo, por supuesto que lo que el autor pretende demostrar no es el enunciado de su disparatada teoría, sino precisamente mostrar que causalidad y casualidad no es lo mismo. En la gráfica podemos ver que los datos entre el crecimiento de las ventas de comida orgánica y el aumento de la prevalencia del autismo coinciden ¿Curioso verdad? ¿Significa esto que comer productos orgánicos está relacionado con el aumento de casos de autismo? Rotundamente NO.

autismo y comida organica

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Por la misma regla de tres podemos decir que el uso del automóvil produce autismo, curiosamente la generalización y popularización del automóvil coincide con el inicio de las campañas mundiales de vacunación. A nadie se le a ocurrido -todavía- asociar ir en automóvil con el autismo. Sobre todo porque le obligaría a ir andando a los sitios, y la gente no está por determinados sacrificios.

Es básico que podamos entender que muchas veces, aunque parezca que hay una conexión en base a un modo determinado de analizar datos, no tiene porqué haber una verdadera relación. Casualidad versus Causalidad. Es casualidad que el autismo empiece a manifestarse justo al mismo tiempo donde se aplica la vacuna triple vírica, a los 18 meses de edad. Curiosamente en Japón, donde no se administra la triple vírica desde hace décadas, hacer esta comparación les resultó absurdo, ya que en el país del Sol Naciente tienen prevalencias muy similares de autismo a las del resto del mundo.

Recientemente se ha publicado un estudio titulado “Empirical Data Confirm Autism Symptoms Related to Aluminum and Acetaminophen Exposure”, el estudio está firmado por Stephanie Seneff, Jingjing Liu y Robert M. Davidson. Mucha gente del sector más oficialista se ha dedicado a desprestigiar a los autores y a la revista en la que se ha publicado el articulo ya que este estudio pretende crear una relación entre vacunas y autismo, además de haber sido usado por determinados grupos antivacunas como prueba fehaciente avalada por el Massachusetts Institute of Technology, cosa que por cierto, no es verdad. El equipo es realmente raro para un estudio así, no cabe duda, y la revista no tiene un gran impacto, pero creo que en vez de desprestigiar a los autores o a la revista es mejor analizar en profundidad el estudio, ya que entiendo es lo correcto, no podemos prejuzgar los resultados de un estudio por el mero hecho de que no nos guste lo que dice y para rebatir sus conclusiones sencillamente nos dediquemos a poner en tela de juicio la profesionalidad u honestidad de los autores. El estudio es suficientemente frágil en todos sus aspectos como para necesitar cargar contra los autores. En primer lugar el estudio no lo avala el MIT, sencillamente, dos de los autores trabajan en las áreas de inteligencia artificial del citado instituto, el cual promueve que sus investigadores lleven a cabo todo tipo de estudios, cosa que por cierto me parece perfecta.

Bien, básicamente el estudio nos dice que “confirman” la evidencia entre la exposición al aluminio y al Acetaminofeno (Paracetamol) y el autismo. La propuesta es que los niños con autismo son especialmente vulnerables a metales tóxicos como mercurio y aluminio, y a su vez también establecen una relación entre la vacuna triple vírica y que esto puede explicarse por la administración de acetaminofeno a los niños para el control de la fiebre. Para ellos se basan en la información del banco de datos Vaccine Adverse Event Reporting System (VAERS). Este es a mi juicio el primer error grave, que es un sesgo tremendo en los datos. Si hubiesen usado los datos del sistema japonés de vacunación sus resultados habrían sido totalmente distintos, entre otras cosas porque en Japón hace décadas que no se usa la triple vírica, eso sin contar que en Japón el uso pediátrico del paracetamol siempre ha estado envuelto de cierta polémica. Pero sobre la baja calidad de los datos usados entraremos posteriormente. Me gustaría ahora centrarme en las referencias que usan en este estudio, es decir, en quienes basan parte de sus afirmaciones o creencias previas para desarrollar luego el resto del trabajo. Esto es muy importante, en todo estudio de investigación es muy importante también revisar la bibliografía utilizada, ya que se supone que los autores intentan o bien replicar resultados o bien se basan en los resultados de otros estudios para ir mejorando la calidad de esa línea de investigación, de forma que si basas tu investigación en datos o estudios de dudosa calidad, la fortaleza de tu propio trabajo decae de forma sustancial (Salvo que en tu estudio sí consigas dar la fortaleza, con lo cual lo que harías es validar una teoría o hipótesis). No voy a hacer una revisión de todos y cada uno de los estudios citados, ya que esto sería larguísimo, pero si voy a entrar en los casos más sangrantes. En el estudio nada más empezar pone lo siguiente:

El autismo, y, en general, los trastornos del espectro del autismo (TEA), son una condición caracterizada por deterioro cognitivo y las habilidades sociales [1], junto con una función inmune comprometida[2-5] (sic)

Vemos en la bibliografía que el trabajo correspondiente al 1 es el trabajo de Dawson y colaboradores “Early social -attention impairments in autism: social orienting, joint attention, and attention to distress” hasta aquí lo que hay es una explicación de caracterización del autismo. Pero del 2 al 5 los estudios sobre los que se basan son de flojos a extremadamente discutibles, y claro, para que el resto del artículo tenga cierta fortaleza en lo referido a una función inmune comprometida y por tanto susceptible de alterarse frente a determinados compuestos o moléculas, si tus fuentes no tienen fortaleza, por norma general tu propio trabajo no la va a tener. Pero de esos estudios a los que se refiere me centro en el número 5, ya que es lineal respecto a los 2, 3 y 4. El 5 es “Ratajczak, H.V. Theoretical aspects of autism: Causes—a review. J. Immunotoxicol. 2011, 8, 68–79” Un trabajo llevado a cabo por una ex-empleada de la industria farmacéutica, y que en su día provocó bastante revuelo. Muchos nos lanzamos como locos a leer el estudio convencidos de que alguien de dentro iba a dar información cuando menos suculenta. El estudio sin embargo está plagado de debilidades, hipótesis y otros datos de difícil validación. Pero no me extenderé más, les recomiendo la lectura de dos estupendos textos publicados en Scienceblogs, pueden leerlo aquí y aquí (En inglés) donde hablan en profundidad de este tipo de estudios extremadamente dudosos.

Otro de los estudios citados con el número 14 es el trabajo de DeLong “A positive association found between autism prevalence and childhood vaccination uptake across the U.S. population. J. Toxicol. Env. Health A 2011, 74, 903–916” el cual ya fue perfectamente explicado y rebatido en el estupendo blog de leftbrainrightbrain, tienen ustedes el artículo aquí. Pero además, tanto este estudio como otros similares adolecen de fallos de base en algo que también es extremadamente complejo de realizar correctamente, y es el poder del cálculo estadístico (No entraré en profundidad para explicar el poder estadístico, ustedes pueden hacer clic sobre los enlaces para tener una información complementaria). Básicamente la potencia de un estudio se mide por una serie de criterios: El umbral del error, generalmente establecido en el 5% en estudios médicos y biológicos; El tamaño de la muestra; Y el tamaño del efecto. Estos tres indicadores (hay más pero estos me parecen los más relevantes) nos servirán para dar un resultado que en función de ellos mismos indicarán una fortaleza en los datos. Quizá el más etéreo sea el tamaño del efecto, ya que a su vez puede tener ciertas consideraciones de cálculo subjetivo. Pero a mi juicio el de mayor importancia es el tamaño de la muestra, ya que este factor va a influir mucho en los dos otros puntos. Para explicarlo de una forma lo más sencilla posible, si ponemos en una bolsa 100 canicas negras y 100 canicas blancas y sacamos dos canicas de la bolsa, la probabilidad de que las dos canicas que saquemos sean o solo negras o solo blancas es del 50%. Y por tanto el resultado podría ser falso si al sacar dos canicas ambas son negras, nos darían un resultado erróneo sobre la diferencia poblacional de nuestras canicas. A medida que vamos sacando más canicas de la bolsa, la precisión que nos va a dar nuestro cálculo estadístico es por tanto mayor. Si saco 4 canicas de la bolsa la probabilidad de que las 4 sean o solo negras o solo blancas sera de un 12,5%, pero a medida que aumento el tamaño de la muestra la probabilidad de error decrece geométricamente. Espero que esta breve explicación sea comprensible y nos ayude a entender el por qué de la importancia de las revisiones, las replicas de estudios y la necesidad de muestras amplias, pero ojo, en estudios de epidemiología una muestra grande también puede dar un mal resultado si los dos primeros ítems no están bien diseñados y si la metodología no es correcta.

Pero si sigo revisando la bibliografía en la que se basa este estudio me doy de morros con los referidos en la posición 19, 20 y 97 donde aparecen el señor Geier e hijo, y qué quieren que les diga, a mi estos dos señores me parecen cualquier cosa menos serios. Para saber algo más sobre estos señores pueden ver el artículo que publicamos Autismo y Lupron, y les aseguro se quedarán helados, por las barbaridades que hacen, sin contar claro la propuesta que hicieronde castrar químicamente a las personas con autismo.

Eso sin contar que nuevamente nos habla de metilmercurio, sí, metilmercurio, y que yo sepa las vacunas NO llevan ni han llevado nunca metilmercurio. Este tóxico pueden ustedes disfrutarlo comiendo atún rojo por ejemplo. En la alimentación, por ejemplo, el consumo de grandes peces es uno de los mayores aportes de MetilMercurio (MeHg), en el momento en que la carga de MeHg supera la carga de Selenio podemos decir que ese pescado es una fuente directa de contaminación alimenticia. Y claro, todo esto está muy bien, pero ¿qué diantres tiene que ver con las vacunas?

Otro de las perlas del estudio, que a estas alturas debería cambiarle la definición, es meter en el saco de los culpables de causar autismo a los protectores solares: Vitamin D deficiency has been hypothesized to be a risk factor for autism [41]. The over-zealous application of sunscreen is strongly implicated in autism, not only because sunscreen interferes with the production of vitamin D3 and cholesterol sulfate but also because it often contains aluminum, particularly the high Sun Protection Factor (SPF) sunblock products. Ni siquiera voy a comentarlo, me parece incluso ridículo.

En fin, el resto es básicamente igual de cuestionable, pero voy a volver a la VAERS, que es de donde dicen haber obtenido los datos sobre lo que basan su cálculo. Que tal y como decíamos es el primer error, y además un error tan grande que por defecto debería no haber permitido la publicación de este estudio, es por tanto un fallo garrafal de los editores de la revista. ¿Y por qué? Pues porque la base de datos de VAERS no sirve para este tipo de propósitos. Los datos no siempre se verifican, muchos de ellos son inconsistentes y además no dispone de grupos de control. Básicamente es un registro para identificar efectos adversos de las vacunas. Es como establecer la calidad de los servicios de Movistar (Por ejemplo) solo en base a las quejas que la compañía recibe.

Hay otro aspecto que nadie parece querer cuantificar, si desde el 2002 aproximadamente, en la larga lista de países que retiraron el tiomersal de las vacunas pediátricas la prevalencia del autismo no decayó, pues es que no era el tiomersal, así que ahora decimos que es el aluminio usado como adyuvante, y si quitásemos el aluminio entonces sería otra cosa. Y volvemos a la teoría del pollo culpable. Si como pollo enfermo, la culpa es del pollo. Si no como pollo enfermo, da igual la culpa es del pollo. No voy a seguir incidiendo más en este estudio, por lo malo que es, porque no aporta nada, tan solo sirve para aumentar campañas basadas en el miedo, y esto no es ciencia, esto no es más que puro marketing basado en pseudociencia.

Y ya puestos a elaborar teorías conspirativas podemos inventar otra, a ver qué les parece esta: “Las empresas farmacéuticas están detrás de los grupos antivacunas, ya que a la BigPharma no le interesan las políticas de medicina preventiva, y prefieren enfermos de Sarampión (por poner solo un ejemplo), ya que pueden llegar a ganar hasta 1.000 euros por cada persona contagiada, mientras que la vacuna vale solo un euro” ¿Qué fácil es elaborar una teoría de la conspiración verdad? De forma que tan solo lanzando una acusación sin base puedo convertir a todos los que dan pábulo a las campañas para NO vacunar en colaboradores necesarios de la BigPharma, y ya puestos a lanzar falsas acusaciones, incluso podríamos decir que cobran suculentas comisiones por enfermo. Como ven, decir barbaridades es fácil, pero yo no puedo demostrar ninguna de las acusaciones (inventadas) que acabo de poner aquí. Bien, pues esto mismo es lo que hacen los grupos antivacunas, sencillamente usan el marketing del miedo, y por si acaso, como hacen algunos, usan el Excusatio non petita, accusatio manifesta por delante.

Pero la cantidad de evidencias que hay es tan abrumadora que no voy a extenderme más, les dejo al final del artículo una serie de enlaces que les recomiendo visiten y donde podrán obtener más información al respecto. No puedo poner ni un solo estudio que evidencie y demuestre la relación entre vacunas y autismo, y no puedo porque no hay. Y claro, siempre habrá quien diga que es debido a una conspiración mundial para ocultar esos estudios, etc, etc, etc. Acabo de venir del congreso IMFAR, donde se han reunido más de 1.800 investigadores de todo el mundo, y francamente, no me pareció que todos estuviesen comprados por no sé qué Supermegacorporación.

Bien, pero por dar una de cal y otra de arena, el mayor negocio del planeta es la salud. Pensar que las empresas farmacéuticas están llenas de verdaderos ángeles protectores que se dejan la piel con el único propósito de la paz mundial es de una ingenuidad inmensa. La empresas farmacéuticas quieren ganar dinero, y además mucho, por algo son empresas, y además van a dedicar mucha más inversión a enfermedades de ricos y a ser posibles muy comunes. A nadie parece importarle demasiado el Mal de Chagas, o el Dengue, o la Malaria, por poner solo tres ejemplos de enfermedades que matan a millones de personas todos los años. Pero como son enfermedades de pobres pues nadie investiga. Y claro, la culpa es de las empresas farmacéuticas que son todas unas fanáticas del lucro desmesurado. Voy a poner un ejemplo con el Dengue. El presupuesto de Defensa en Argentina para 2012 alcanzará los 5.000 millones de dólares. Con 500 millones de dólares de inversión en investigación se podría (Y no digo curar, por prudencia) paliar de forma intensa el impacto del dengue en Argentina y por extensión a los países fronterizos ¿Realmente la culpa es solo de las farmacéuticas?

vacuna h1n1Si mis datos no son incorrectos las vacunas representan alrededor del 5% del negocio de las empresas farmacéuticas. Es decir, que aunque porcentualmente es muy poco, la cifra total de volumen de negocio es inmensa. Pero sobre las vacunas podemos hacernos muchas más preguntas: ¿Son seguras al 100% las vacunas? Pues no, no son seguras al 100%, de hecho pueden producir en algunos casos reacciones adversas, desde leves a graves. Incluso en determinadas circunstancias pueden llegar a producir la muerte. Sin embargo la probabilidad de morir en un accidente de avión es mucho más elevada que la de morir por culpa de una vacuna. En lo referente a la seguridad de las vacunas se trabaja de forma intensa, recordemos que las farmacéuticas son empresas a las que les encanta ganar mucho dinero, bien, ¿qué pasaría si sus vacunas provocasen reacciones adversas graves, muertes, …, de forma continuada? ¿Se imaginan la cantidad de dinero que tendrían que pagar en indemnizaciones? Una cantidad ingente, no creo que estén dispuestas a entregar un producto defectuoso y que luego les cueste un dineral.

Al final seguir perdiendo tiempo y dinero en discutir sobre el sexo de los ángeles es un absurdo de grandes proporciones. Es importante mejorar la calidad de las vacunas, crear protocolos mucho más estrictos, evitar la popularización de vacunas cuyo único propósito es el comercial y no el de la prevención. Hay que ser críticos siempre, y trabajar para que las políticas de prevención sanitaria cada día sean mejores, pero además, hay que trabajar para que la cultura y la educación de los ciudadanos permita que éstos no caigan en este tipo de trampas y teorías conspiratorias.

Debemos tener más y mejores estudios epidemiológicos, debemos seguir estudiando los efectos positivos y negativos que las vacunas y los fármacos en general producen en la salud humana, así como los efectos de carácter epigenético que estos compuestos pueden generar. Soy un firme defensor de políticas públicas de salud, ya que de esta forma se evitan los intereses económicos privados y se da una mayor relevancia al interés público, que es en suma lo que debe prevalecer en las políticas destinadas a poner en marcha sistemas de salud enfocados en la medicina preventiva, la cual por cierto genera sociedades más igualitarias dando un acceso universal a la salud. Pero también creo que es importante que existan empresas privadas y con ánimo de lucro que trabajen en investigación y desarrollo, siempre y cuando existan también políticas que apoyen e impulsen la misma investigación y desarrollo desde el ámbito público, de forma que se puedan cubrir los aspectos que desde el punto de vista sanitario no son tan rentables económicamente. Al igual que comenté hace unos párrafos, mientras destinamos cantidades absolutamente indecentes en gastos militares obviamos la inversión en vida y salud. Por tanto, creo que la crítica es buena, pero ésta debe ser realizada con serenidad y reflexión. De qué me sirve la crítica si solo veo la paja en el ojo ajeno pero no veo el tronco en el propio.

Enlaces de interés:

Índices de mortalidad en el siglo XX en los EE.UU. (Inglés, con gráficas)

Fechas históricas sobre inmunización (Inglés)

El aumento de la esperanza de vida

Para saber más sobre autismo y neuroinflamación y otros mitos (Traducido al español con enlaces a las fuentes originales)

De lectura imprescindible: Si yo fuera padre

50 cosas que tu médico olvidó contarte (parte I)

50 cosas que tu médico olvidó contarte (parte II)

Datos y estudios sobre vacunación

El documento imprescindible para poder hablar de vacunas sin ser epidemiólogo

Documentos en PDF:

Consideraciones sobre la vacuna de la gripe

Bibliografía:

  1. Frank DeStefano, Cristofer S. Price, Eric S. Weintraub  ncreasing Exposure to Antibody-Stimulating Proteins and Polysaccharides in Vaccines Is Not Associated with Risk of Autism     -The Journal of Pediatrics – 01 April 2013 (10.1016/j.jpeds.2013.02.001)
  2. Cristofer S. Price et al – Prenatal and Infant Exposure to Thimerosal From Vaccines and Immunoglobulins and Risk of Autism – Pediatrics peds.2010-0309; published ahead of print September 13, 2010, doi:10.1542/peds.2010-0309
  3. Segura Benedicto, Andreu – La supuesta asociación entre la vacuna triple vírica y el autismo y el rechazo a la vacunación – Publicado en Gac Sanit.2012; 26 :366-71 – vol.26 núm 04
  4. Seneff S, Davidson RM, Liu J. Empirical Data Confirm Autism Symptoms Related to Aluminum and Acetaminophen Exposure. Entropy. 2012; 14(11):2227-2253.

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